viernes, 11 de mayo de 2007

Machu Picchu, 1913, las primeras imágenes

ESPECIAL DEL DOMINGO. DIARIO LA REPUBLICA

Estas fotografías pertenecen a un lote de 274 imágenes que National Geographic cedió al Instituto Nacional de Cultura el año pasado. La revista norteamericana las publicó por primera vez en 1913 para dar a conocer el descubrimiento de Machu Picchu, el más importante hallazgo de la expedición que dirigía el estadounidense Hiram Bingham.
Las impresiones muestran con sobrecogedor detalle el colosal monasterio antes del retiro del follaje, acumulado durante siglos, y del talado de los árboles que impedían tener una vista panorámica de un complejo arquitectónico que, con los años, asombraría al mundo entero.

Entre 1906 y 1911 Hiram Bingham, profesor de historia y geografía sudamericanas en Harvard y en Princeton, protagoniza en nuestro país varios viajes de exploración.

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1. El camino de herradura construido antes de 1911 que permitió a los expedicionarios llegar hasta la ciudadela de Machu Picchu.
2. Panorámica del monasterio. Sobre las terrazas puede distinguirse la Plaza Sagrada y el Templo Mayor, así como el Templo de las Tres Ventanas a la derecha.
3. Hiram Bingham junto a uno de los petroglifos de la zona. La foto fue tomada en 1912.
4. En la Colina Sagrada se halló una roca tallada (Intihuatana) con la que, según los nativos, se amarraba al Sol.

Su periplo culmina por las densas selvas del Cusco nada menos que con el "descubrimiento" de una enorme ciudad de piedra, hasta donde había sido conducido por lugareños felizmente ya identificados para la historia: Melchor Arteaga, Toribio Recharte, Anacleto Álvarez y un tal Fuentes –estos tres últimos agricultores que vivían en la mismísima ciudadela–, todos además antecedidos por Agustín Lizárraga, un explorador que diez años atrás, buscando tierras de cultivo, habría conseguido poner pie en la urbe de piedra.

El mérito de Bingham, sin embargo, consiste en revelarle al mundo este portento de la ingeniería antigua, liberándolo de su follaje y estableciendo la primera pauta científica. Tras encontrar la ciudad sagrada, el explorador parte hacia los Estados Unidos y meses después presenta un informe pormenorizado ante la National Geographic Society, cuyo comité de investigaciones acepta apoyarlo en la organización de una segunda travesía.

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5. Los lugareños en las inmediaciones de Machu Picchu se mostraban interesados en el trabajo de la expedición.
6. Un balsero cusqueño se detiene a observar a Bingham.
7. Cara posterior de Machu Picchu antes de la primera gran limpieza de 1912, cuando el follaje cubría la ciudadela.
8. En la ciudadela se encontraron decenas de estos morteros empotrados en piedras.

Así, enrumba al Perú en 1912, acompañado de un equipo de destacados profesionales, dispuesto, esta vez, a tomar un amplio registro científico y gráfico de cada rincón de la ciudadela. Nacía de este modo la llamada Expedición Peruana. Su resultado, casi 300 fotografías de excelente factura, que son la mejor muestra de la importancia de Machu Picchu para la arqueología americana.

Once norteamericanos integraron el equipo de la Expedición Peruana, entre ellos ocho especialistas convocados por el profesor Bingham, quien oficiaría de director y fotógrafo de la gira.

Si bien sus nombres se han diluido, consumidos por la proeza del director, cabe mencionarlos aquí: geólogo Herbert E. Gregory, topógrafo Albert H. Bumstead, arqueólogo Ellwood C. Erdis, cirujano Luther T. Nelson, osteólogo George F. Eaton, los topógrafos asistentes Kenneth C. Heald y Robert Stephenson, así como Paul Bestor, Osgood Hardy y Joseph Little, todos ayudantes.

Con excepción de Bestor, quien debió retornar a Lima luego de haber contraído disentería, todos culminaron la travesía. Se sumó un grupo anónimo de peruanos llegados desde Lima y el Cusco, como cargadores, guías o personal de seguridad.

La expedición se propuso varios objetivos:

a)- El levantamiento de información arqueológica y forense en Machu Picchu. b)- La exploración geológica, arqueológica y topográfica del mayor radio de acción posible de la región colindante a la ciudadela. c)- La confección de un mapa de la ruta terrestre Camaná-Abancay-Puquiura. d)- Un derrotero del Urubamba. e)- Un estudio topográfico de Vitcos, la capital disidente.f)- La identificación del reducto militar de Vilcabamba. Y g)- El reconocimiento del inexplorado valle de Aobamba, así como el de la ruta norteña a Choquequirao.

Pero el logro mayor de la expedición, sin embargo, fue armar –y esto es clave– una gran colección de material arqueológico, osteológico, etnológico, paleontológico y fotográfico.

Toda una travesía científica, uno de cuyos frutos fueron 274 imágenes. En estas páginas aparecen fotografías de 1913 que fueron publicadas en abril de ese año en un especial de la revista National Geographic.

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9. Al momento de su descubrimiento, un puñado de agricultores cultivaban la tierra y vivían en las edificaciones del monasterio.
10. Una de las piedras sagradas.Tenía 60 centímetros de grosor, cuatro metros de altura y casi diez metros de largo.


–Enrique Hulerig

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